Hay una drag en mi placard / 24.07.23
El arte Drag nació en el siglo XIX en Reino Unido, en espectáculos de Burlesque victoriano. "Hay Britney Argentina" logró que su pasión por esta disciplina, sea su forma de vida y su trabajo al mismo tiempo.
“Todo pasado fue mejor” dice un viejo refrán y la contradicción es total. La añoranza de aquellos tiempos donde la vida pudo haber sido más feliz, es una sensación que inunda a cualquier persona, pero a la vez hay que seguir y mirar hacia adelante.
Las miradas más positivistas dicen que lo mejor está por venir, pero a veces es necesario volver a aquellos lugares donde las risas, las tristezas y las noches eran perfectas.
La noche porteña aloja miles de recuerdos que quedarán en la memoria de las personas que la recorrieron, en algunas fotos antiguas que aún hoy se conservan y en testimonios de personas que, con algunas arrugas de más, cuentan sus historias de esas noches de gloria en la city que nunca duerme.
El Dorado , Ave Porco y Morocco fueron los lugares donde el arte underground se volvió de culto. Ubicados como vecinos en el centro de la ciudad, eran el hogar de todos los relegados, los locos, los viciosos, los artistas sin éxito comercial, de las travas, de los putos, de las tortas, de los periféricos paracaidistas de la noche.
Estos lugares son la nostalgia de los años 90 ́ y brotan anécdotas de todas las personas que pasaron por allí. Fue el refugio de los lúmpenes a quienes nadie les prestaba atención de día, pero de noche brillaban y eran alabados en sus performances. Un nido de talentos, una guarida de locos a punto de atacar, la cofradía de la exuberancia, desparpajo y glamour, como una corona de plástico que brilla, pero nadie sabe su verdadero material.
Hoy existen reminiscencias de esos lugares que supieron tener a las máximas estrellas de la farándula que compartían lugar con homeless al lado, esos homeless que gastaban sus últimos pesos en un “truque”, palabra que denomina al montaje que hace una drag para hacer su performance. El secreto para convertirse de una persona en un personaje.
Leandro entra a Feliza, bar LGBTYQ+, ubicado en Av Córdoba 3271. Tiene un bolso enorme a punto de estallar con quien sabe cuantas maravillas dentro. También lleva dos bolsas de tela, y en una de ellas se puede ver un taco, que sale de la bolsa casi como si estuviera vivo, queriendo subir ya mismo al escenario.
Hay Britney Argentina vestida como Britneys Spears en la presentación de los VMA 2001
Saluda cordialmente a todo el staff con un beso y un abrazo, una de las mozas del lugar lo detiene en su caminata hacia el camarín y le obsequia dos chocolates con un abrazo de por medio. Se escucha que le dice: “Sos hermosa Brit, esto te lo quería dar el otro día”, la escena es como una especie de Marilyn Monroe recibiendo alhajas en “Diamonds”.
Ya en el camarín, con un despliegue de brochas, bases, sombras, máscaras de pestañas, una peluca colgada y miles de accesorios más, ya no es Leandro, es Britney. Toma una prestobarba y explica: “Me estoy haciendo la depilación definitiva, esto de afeitarme todos los días es molesto, me duele y me lastimo, voy al baño y vuelvo”.
“Hay Britney Argentina” es el nombre drag que eligió para su trabajo y sus redes sociales. “La gente me llama Brit” dice mientras se pone corrector de ojeras en diferentes partes de la cara. “Yo amo a Britney desde adolescente, a ella y a todas las artistas pop de ese momento” afirma Brit mientras sigue con su rutina de maquillaje.
Se autopercibe, no binarie, no le molesta que la llamen en femenino, de hecho, le encanta que le digan Britney. No tiene problema en decir su edad, pero es un dato que las estrellas prefieren ocultar. Vive un poco lejos de la Capital Federal, por lo general toma dos colectivos para llegar a los boliches donde hace sus presentaciones. Para montarse es todo un tema. “Montarse”, es el término que se utiliza entre las drags, que hace referencia a los looks y maquillajes que se pondrán esa noche. Britney Argentina a veces toma los colectivos a medio montar, a veces montada completamente o a veces simplemente como Leandro.
Brit como performer en la fiesta gay “Macho”
Ya con el maquillaje avanzado, viene el momento más esperado, la peluca. Se inclina hacia delante, baja la cabeza, hace unos esfuerzos para encajar los broches de ese pelo rubio mágico. Cuando se reincorpora, es Britney, se mira al espejo y dice: “¿Soy otra viste?”. Pide un momento para cambiarse, se ven unas medias can can color nude, un short negro y un corpiño del mismo color.
En el bar, hay mesas dispersas, gente charlando y tomando algo, saben que en cualquier momento hay show. Esa noche se anunció el karaoke de todos los miércoles, lo conduce Britney, pero antes de ser maestra de ceremonias, va a hacer algunas performances.
Brit baja las escaleras, toma un micrófono inalámbrico, lo prueba, sincroniza ella misma las pistas en la computadora, y grita: “¿Cómo están hoy para el karaoke? ¿Quién se va a animar a cantar?”. La gente aplaude y ríe, un poco con vergüenza de pasar al escenario.
Se escuchan los primeros acordes de “Oops!...I did It again” uno de los clásicos de Britney Spears. El micrófono está en on y comienza el show, Brit baila y entona las primeras estrofas del tema.
“Cantar y bailar a la vez es muy complicado, yo estudié mucho para esto” afirma Brit, quien además de trabajar como drag también estudia música en el conservatorio de San Martín, Provincia de Buenos Aires. “Soy completa, hago mis vestuarios, compongo mis temas, hago las voces de las canciones para mis shows, entreno mi voz todos los días” dice muy segura, haciendo referencia a que no todas las drags del circuito poseen esos talentos. Para ella no es solo ponerse una peluca y un lindo atuendo, el arte se trabaja todos los días, se entrena y se estudia, ella no es una improvisada.
Llueven los aplausos cuando termina el primer tema, está agitada por bailar y cantar al mismo tiempo. La gente pide otra, ella con gusto le da play a otra pista, esta vez “Slave for you” otro clásico pop de Spears. Acá todo se pone más sensual, mientras canta despliega movimientos de cadera y cintura, miradas a cada persona como una serpiente que está pronta a comer a su presa. La coreografía está muy ensayada, entra justo en los golpes de la música, hay gritos y arengas en ciertas destrezas que realiza durante su presentación.
Brit y algunas de sus colegas drags luego de un show.
Como tema final, elige “Toxic”, es como la frutilla del postre, el tema tiene momentos de voz muy aguda y ella logra llegar a esas notas, hace muecas de esfuerzo mientras las canta y ríe cuando nota que la gente la aplaude. Fue un gran final, el escenario quedó inaugurado. El karaoke está pronto, con la voz entrecortada por el cansancio de cantar tres temas seguidos, llama a alguien del público. Sube un chico y a dúo cantan una canción melódica en castellano. Brit ha hecho muy bien su trabajo, la gente ya se animó, hacen fila para subir a cantar. Romper el hielo y las reglas es lo de ella.
Hay Britney Argentina no es solo un personaje, una drag o una fantasía nocturna. Ella contiene la ilusión en sus ojos, la ternura en cada frase y la pasión en todo lo que hace. Mantener el juego en la vida parece ser su escondite perfecto para las desilusiones, lo dura que es la vida de un artista y los malestares cotidianos por ser quien es. Dentro de todo su universo también tiene convicciones , objetivos muy claros para ella y mensajes para la sociedad. Brit piensa y reflexiona: “Lo que hago, también es por les niñes, que pueden ver que me visto así, que me animo y que no tengo miedo de ser quien soy”.